Limpiar los radiadores puede parecer una tarea laboriosa, pero con unos sencillos trucos se pueden tener unos radiadores perfectos.
Con la llegada de los primeros fríos, es hora de pensar en una limpieza a fondo de los radiadores para que funcionen a pleno rendimiento. Sin embargo, mantener los radiadores limpios y ordenados puede ser una tarea bastante laboriosa. Los radiadores pueden acumular mucho polvo difícil de eliminar y muy peligroso no sólo para la funcionalidad de los sistemas, sino también para nuestra salud. Como muchos saben, el polvo empeora considerablemente la calidad del aire y penetra en nuestras vías respiratorias con consecuencias más o menos graves.
Por este motivo, es importante limpiar los radiadores con frecuencia, procurando no dejar residuos. El mejor momento para realizar esta operación es al final del verano, y posiblemente también en primavera, cuando suben las temperaturas y se apagan los sistemas.
Pero, ¿cuál es la mejor manera de cuidar la limpieza de los radiadores? A continuación descubrimos algunos trucos para mantenerlos en perfecto estado.
Para limpiar perfectamente los radiadores, es imprescindible que estén apagados y fríos, preferiblemente apagando también la caldera. Otro detalle importante al que hay que prestar atención es el material del que están hechos los radiadores. De hecho, dependiendo de si son de hierro fundido o de aluminio, requieren un mantenimiento diferente. Los radiadores de hierro fundido, por ejemplo, necesitan más cuidados y limpieza que los de aluminio, que son más fáciles de limpiar.
En cualquier caso, ya sea de hierro fundido o de aluminio, es fundamental eliminar el polvo de las instalaciones. Para ello, puede utilizar una aspiradora con una boquilla larga y plana y pasarla por encima del radiador, sin dejar fuera las hendiduras. También puede utilizar un recogedor de polvo o un secador de pelo, que debe apuntar a toda potencia, a las ranuras de la parte superior del radiador. Al hacerlo, el polvo será empujado hacia la pared trasera. Otra herramienta útil puede ser un limpiador de vapor, por supuesto, sólo después de haber eliminado el polvo con un paño. Al terminar, lo mejor es secar los radiadores con un paño de algodón.
Como ya hemos mencionado, se trata de una operación que es mejor realizar, a menudo, si es posible incluso durante el periodo en que los radiadores están encendidos. Mantener los sistemas en buen estado es esencial para que funcionen correctamente y para que se respire aire limpio en su casa. En resumen, sólo queda remangarse para evitar sorpresas desagradables al final de la temporada.