Las lágrimas de alegría son bastante frecuentes en la vida de las personas. Generalmente, se deben a fuertes experiencias significativas, pero también hay algo más.
Cuántas veces nos ha ocurrido llorar de alegría o ver a un amigo o familiar hacerlo. Se trata de una reacción fisiológica debida a determinadas circunstancias que pueden darse a lo largo de la vida. De hecho, es una actitud innata a la que muchas veces ya no prestamos demasiada atención.
En realidad, sin embargo, este gesto puede tener distintas implicaciones y, sobre todo, distintas explicaciones. A este respecto, un nuevo estudio realizado en la Universidad de Cornell revela que existen cuatro tipos de lágrimas de alegría. Descubramos juntos cuáles son y qué diferencias hay entre ellas.
Las lágrimas de afecto suelen experimentarse en situaciones que implican una amabilidad inesperada o un amor excepcional. A menudo se asocian a sentimientos de cercanía y de compartir, como las celebraciones de boda. También están las lágrimas de éxito. Suelen derramarse en contextos de rendimiento o al alcanzar un objetivo importante en la vida.
Es evidente que incluyen todo su orgullo. Para aclarar el concepto, basta pensar en un éxito deportivo o universitario/laboral. Menos conocidas son las lágrimas de belleza que suelen producirse en contextos en los que se entra en contacto con una belleza de naturaleza extraordinaria. La naturaleza, la música y el arte pueden provocar este efecto y también reunir asombro y emoción.
Por el contrario, las lágrimas de diversión son las que pueden producirse cuando ocurre algo especialmente gracioso e incluyen sentimientos de diversión o frivolidad, así como la propensión a reír. De hecho, son aquellas lágrimas propias de circunstancias en las que uno se ríe tanto que en algún momento se echa a llorar.
Así pues, existen varios tipos de lágrimas de alegría y todas ellas tienen un impacto claramente positivo. Numerosos estudios han investigado el impacto que tienen en el estado de ánimo de las personas. De hecho, estas lágrimas se asocian a un aumento de energía o a una función adaptativa que orienta a las personas hacia las experiencias más significativas de su vida con el objetivo de alcanzar un mayor bienestar.
Evidentemente, los experimentos en este sentido siguen en curso. Arrojar algo de luz sobre el interesante fenómeno de las lágrimas de alegría puede suponer una visión de los complejos mecanismos que mueven la mente humana en diversas situaciones vitales.