¿Dinero, ropa, coches? Nada de eso, para ser feliz sólo se necesita una cosa

ser felices
ser felices/ solofinanza.it

Contrariamente a la creencia popular, la felicidad no reside en las cosas materiales ni en el éxito personal, sino en un aspecto que a menudo se subestima. 

Nos pasamos la vida persiguiendo la felicidad pensando que es la suma de muchos factores más o menos materiales o que es el resultado de alcanzar determinados objetivos. Nada más equivocado. En realidad, todo se reduce a un concepto mucho más simple, casi inesperado.

Así lo afirma la psicóloga Anna De Simone, que ha explicado lo que realmente se esconde tras el concepto de felicidad. Descubramos su análisis de esta cuestión de gran interés colectivo. Al fin y al cabo, ¿a quién no le interesa saber cómo alcanzar la felicidad a lo largo de la existencia?

Cuál es el ingrediente secreto para alcanzar la felicidad

Aunque pueda parecer extremadamente reduccionista, la verdadera satisfacción de todo individuo es disfrutar de la consideración de los demás. Uno quiere ser considerado y comprendido en su fuero interno y en su complejidad. Todos los principales activos que tenemos a nuestra disposición, como los smartphones, la ropa de última moda y las fotos cada vez más frecuentes en las redes sociales, no son más que vehículos para hacernos notar, para poder gritar al mundo «estoy aquí, existo».

Es un deseo que tiene raíces profundas, que empiezan en la infancia, cuando uno intenta ser aceptado a toda costa por sus iguales. Si, con el tiempo, uno no consigue este objetivo, se convierte en esclavo de algo y víctima de alguna forma absurda de adicción.

Los casos más emblemáticos son el exceso de celo en el trabajo, las dietas, la cirugía, las compras o quizá la vida de pareja. Pero se sigue fingiendo sobre sus sentimientos interiores. Uno acaba por labrarse una imagen ideal con la esperanza de alcanzarla lo antes posible.

tener coche
tener coche/ solofinanza.it

Sólo entonces nos sentiremos queridos y valorados. Y ahí reside también la explicación de por qué muchas personas suelen perseguir a quienes les hacen sufrir. Caemos en el círculo vicioso de pensar que convertir esa indiferencia en un sentimiento positivo nos hará más dignos. La realidad es que los demás sólo empezarán a fijarse en nosotros cuando hayamos aprendido a fijarnos en nosotros mismos. Lo mismo ocurre con el amor: sólo podrás ser amado por los demás cuando hayas empezado a amarte a ti mismo. La realidad es que somos seres bastante complejos con necesidades más simples de lo que a menudo tendemos a creer.