En el amor, ¿se atraen los afines o se atraen los opuestos? Las cifras son inequívocas
¿Cómo funcionan las leyes de la atracción? ¿Funciona la regla de la atracción en el amor entre semejantes u opuestos?
Durante muchos años, muchos se han cuestionado las llamadas reglas de la atracción. ¿Qué buscamos en la otra persona? Hay quien prefiere una pareja más parecida a sí mismo, por lo que busca intereses comunes y pasiones compartidas, pero también hay quien es más aventurero y busca lo opuesto a sí mismo. A veces nos sentimos atraídos por personas totalmente alejadas de nuestra forma de ser y personalidad, probablemente por la emoción de probar cosas nuevas y porque queremos que nuestra pareja nos «sorprenda».
Los estudiosos han realizado diversos estudios sobre el fenómeno de la atracción y el consiguiente enamoramiento, precisamente para entender qué es lo que lleva a una persona a los brazos de otra, qué es lo que realmente hace saltar la famosa chispa de la que tanto se habla. Al parecer, es necesario desmontar algunos falsos mitos.
Los elementos que buscamos en la pareja
Un equipo de investigadores de la Universidad de Colorado Boulder, en EE.UU., llevó a cabo unas pesquisas para investigar este fenómeno. El estudio se llevó a cabo sobre 200 estudios anteriores, centrándose en el reanálisis de miles de muestras familiares repartidas temporalmente a lo largo de un siglo aproximadamente. El resultado de este enorme trabajo de análisis parece haber dado crédito a la idea de que las personas se eligen mutuamente por similitud, ya que el análisis de todas estas muestras mostró una similitud de características entre las dos personas que componen una pareja.
Así, el estudio demostró que cerca del 89% de las características de personalidad e intereses de una persona de la muestra analizada coincidían con las de su pareja. Así, desde las ideas políticas a las aficiones, pero también determinadas características físicas o hábitos de vida, todo parece ser algo que buscamos en común con la otra persona.
Conclusiones
Por tanto, puede decirse que el proceso de elección de pareja es irracional, pero no demasiado. Podemos enamorarnos de alguien y sentirnos atraídos temporalmente por la diversidad de nuestro ser. Sin embargo, a la hora de elegir pareja, procedemos, aunque sea de forma irracional o a un nivel inconsciente, a evaluar características físicas, psíquicas y de intereses, eligiendo a aquellas personas que más se asemejan a nuestra forma de ser.
Al final, por tanto, parece que el proverbio ganador es «te pareces a él o a ella» y que la pareja ganadora y probablemente más duradera está compuesta por quienes comparten pasiones comunes y adoptan el mismo estilo de vida.